REFLEXIÓN HIGIENE FEMENINA
Artículo del diario El
País (2021) “Los profesores solicitan productos de higiene femenina en
los colegios para combatir la pobreza menstrual”
La pobreza menstrual es una realidad silenciosa
que afecta a miles de niñas y adolescentes en España y en muchas otras partes
del mundo. La falta de acceso a productos de higiene femenina no solo impacta
la salud de las mujeres, exponiéndolas a infecciones y problemas psicológicos,
sino que también tiene un efecto directo en su educación. Como se menciona en
el artículo de El País, muchas estudiantes se ven obligadas a faltar a
clase cada mes por no disponer de los recursos necesarios para gestionar su
menstruación de manera digna. Esto se traduce en un absentismo escolar que
perpetúa la desigualdad de oportunidades.
El impacto en el fracaso escolar es evidente. Una
niña que pierde varios días de clase al mes acumula un retraso académico
considerable en comparación con sus compañeros. La educación es una herramienta
clave para romper ciclos de pobreza, pero cuando la menstruación se convierte
en una barrera para asistir a la escuela, estamos frente a un problema
estructural que necesita soluciones urgentes.
Otro aspecto preocupante es la persistencia de
los tabúes en torno a la menstruación. En muchas aulas, este sigue siendo un
tema incómodo o incluso vergonzoso. La falta de educación menstrual hace que
muchas niñas crezcan sin información básica sobre su propio cuerpo, lo que
genera confusión y desinformación. En algunos centros educativos, la reticencia
de las familias o del propio sistema escolar impide que se impartan
conocimientos sobre salud menstrual, perpetuando la idea de que es un tema
privado y de poco interés educativo.
Respecto a la disponibilidad de productos de
higiene menstrual en los centros educativos, el artículo menciona que en
algunos casos estos se proporcionan solo en situaciones de urgencia y
dependiendo de la voluntad del equipo directivo. Sin embargo, esta no debería
ser una cuestión de caridad ni de buena voluntad, sino un derecho garantizado.
Países como Escocia y Nueva Zelanda han adoptado políticas para ofrecer
productos menstruales gratuitos en colegios, reconociendo la menstruación como
una cuestión de salud pública y equidad de género.
Es inevitable cuestionarse por qué ha sido más
fácil regular el precio de las mascarillas durante la pandemia de COVID-19 que
el de los productos de higiene femenina. Esto pone en evidencia cómo ciertos
problemas que afectan mayoritariamente a las mujeres han sido históricamente
invisibilizados o relegados a un segundo plano. El IVA del 10% aplicado a
productos como compresas y tampones es un claro ejemplo de cómo el sistema
sigue considerando la menstruación un lujo, cuando en realidad es una necesidad
biológica inevitable.
Este artículo nos invita a reflexionar sobre la
importancia de una educación menstrual integral, la necesidad de políticas
públicas que garanticen el acceso a productos de higiene y la urgencia de
romper con los tabúes que siguen rodeando la menstruación. Solo así podremos avanzar
hacia una sociedad más justa e igualitaria, donde ninguna niña tenga que elegir
entre su educación y su dignidad.
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